Piercing es un anglicismo que proviene del verbo «to pierce» que significa «agujerear», «perforar», «atravesar». Es la practica de perforar una parte del cuerpo humano para insertar aretes y otras piezas de joyería.
Como curiosidad en la historia oriental tradicionalmente sólo se practicaba a las mujeres un único agujero en las orejas desde pequeñas para toda su vida. Hoy en día se ha extendido a todas las partes del cuerpo.
El clásico piercing en la oreja que durante años no fue más que un simple aro, a día de hoy ha evolucionado hasta presentarse en diversas zonas de la oreja, el cartílago y el lóbulo. Además hay diversos materiales para piercings que han permitido obtener nuevos diseños en las piezas.
El piercing en la ceja se convirtió en uno de los más populares a principios de los años 2.000, a día de hoy no hay ese boom de entonces, donde era uno de los piercing más demandados tanto en hombres como en mujeres, pero sigue siendo uno de los habituales en los estudios de perforado.
El ombligo es una de las zonas corporales más elegidas para ponerse un piercing, especialmente entre las más jóvenes. Sin duda, lucir un pequeño diamante en el centro del vientre puede resultar muy bello y atractivo.
Y os estaréis preguntando ¿duele? El dolor es diferente en cada persona, pero algo que se puede hacer para que la experiencia sea más agradable es hacértelo cuando tu estado de ánimo sea relajado. Si por el contrario tu estado de ánimo es tenso o nervioso te va a hacer que te vuelvas más sensible al dolor y que te moleste un poco más.
Otro consejo es que tienes es que si decides hacerte un piercing debes de tener mucho cuidado con su cicatrización, ya sabéis que no es inmediata y para su curación total el proceso es de unos 6 meses en total. Para ayudar si mantienes una buena higiene el proceso de curación y cicatrización se ¡¡¡acortará!!!
¿Os animáis?